Urología: 20% de consultas por Penes Curvos

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La curvatura anormal del pene, que se produce como resultado de pequeños traumatismos que pueden ocurrir durante el acto sexual, afecta a entre el 5 y el 8% de los varones sexualmente activos y constituye uno de los principales motivos de consulta para los especialistas en disfunciones sexuales: 2 de cada 10 personas que acuden a sus consultorios lo hacen afectadas por este muchas veces doloroso trastorno llamado enfermedad de La Peyronie.

Es la segunda causa de consulta que recibimos, después de la disfunción eréctil y antes de la eyaculación precoz.
El trabajo realizado sobre 608 pacientes con un promedio de edad de 56 años mostró que en el 63% de los casos había algún factor predisponente, como la disfunción eréctil, la diabetes, haber tenido antecedentes de trauma coital o varios a la vez. De todos ellos, la disfunción eréctil resultó ser el principal factor de riesgo para desarrollarlo.

En estas personas que tienen erecciones no muy rígidas puede ocurrir que durante la penetración se produzcan microtraumatismos. Hay estudios que muestran que hay personas que tienen un predisposición genética a que ante un microtrauma durante el coito se produzca una mala cicatrización. En estos casos, el tejido que recubre los cuerpos cavernosos del pene, denominado albugínea, no cicatriza normalmente y provoca un queloide.

Esa cicatriz interna es la que hace que el pene se curve durante la erección, deformación que va evolucionando en forma progresiva durante los 6 a 9 meses de dura el proceso inflamatorio que caracteriza a la enfermedad. Durante ese período, un síntoma que con mucha frecuencia acompaña a quienes padecen este trastorno es el dolor en la zona afectada.

La enfermedad de La Peyronie puede presentarse con pocos síntomas y es el propio paciente quien los detecta. Puede palparse una dureza durante el baño, advertir una curva que antes no tenía o más frecuentemente un dolor durante la erección. En casos graves el grado de curva puede llegar a imposibilitar la penetración.»
La mayoría de los varones concurren a la consulta muy asustados, angustiados y avergonzados, ya que sienten un tremendo impacto en la esfera emocional y en su autoestima frente a esta dificultad.»
Afortunadamente, se trata de una enfermedad que tiene tratamiento. En la etapa aguda, cuando la curvatura es reciente o hay todavía dolor, hay dos opciones: si se palpa una placa bien delimitada, se inyecta un bloqueante clásico, el verapamilo, que actúa como antiinflamatorio y desnaturaliza la matriz estructural de la placa; cuando la placa es muy chica se utilizan drogas como la colchicina para calmar el dolor.
En ambos casos, hay que esperar a que finalice el proceso inflamatorio para determinar si será necesario corregir quirúrgicamente la curvatura resultante.

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